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Monday, October 29, 2012

Nudillos sangrantes

(sí, sé que debo un post sobre los narcos. Estoy en eso, pero es que me salen imbéciles al paso..)

Sacáte, macho.
Bersuit


Semanas ambiguas las anteriores. Por un lado, me dieron unas ganas bárbaras de ser hombre para romperle la cara a un idiota que se tomó la guerra de Malvinas como un chiste. Por otro, en una de esas geniales coordenadas que mucha gente suele llamar destino, tuve el honor de conocer una persona que me enseñó - y, creo, me va a seguir enseñando- mucho. Con él comenté el hecho de que me da miedo volverme autoritaria, en el sentido de que cada vez me da más pereza escuchar boludeces, y entonces me voy cerrando a eso. "No permitas que te acusen de eso", me dijo. Para él el siguiente post. Y para el idiota que salvó su cara por haber nacido yo mujer, también.

Debo aclarar, también, que en este post va a aparecer mi cara, como para dar prueba fehaciente frente a las imbecilidades que andan circulando sobre el Nunca Más.

Bien, hoy me desayuné que una señora que escribe en la Nación (acá lo pueden leer) dice que el gobierno "le roba a los muertos", porque no aparece la firma de Ernesto Sábato en la nueva edición del Nunca Más.
Varias cosas antes de desmantelar semejante idiotez.
Primero. Ernesto Sábato no escribió el Nunca Más. Sí, presidió la CONADEP, y sí se puso para la foto, cosa que podemos discutir en profundidad otro día. El autor del Nunca Más no es él, sino los cuerpos y los testimonios de quienes atravesaron y siguen atravesando - no los vamos a dejar solos nunca!- la salvajada del terrorismo de Estado.
Segundo. La señora se queja también de que ahora haya otro prólogo que se ha puesto antes del que supuestamente escribió Sábato. La señora debería leer más libros, porque es una práctica común y hasta aconsejable en ediciones posteriores de cualquier obra. Qué sería del Martín Fierro sin sus prólogos, me pregunto...
Tercero. Decir que se "roba a los muertos" en referencia a Sábato, cuando el Nunca Más justamente es un monumento a la injusticia y a los que no han podido aún hoy ser recobrados es de una mezquindad que sólo puede ser aligerada por la ignorancia supina.

Bueno, vamos a los hechos, ahora.
Acá les dejo una foto con la edición de 1984 del Nunca Más (mi copia está en Bahía Blanca). Luego tienen otra foto de mi persona sacándole a su vez una al prólogo, y, por último, el prólogo así como aparece.
























Ojalá esta idiotez sirva a otros para revisitar el Nunca Más. Yo no necesito eso, porque yo sí lo leí, y sí sé de qué va.
Para bajar un cambio, me acuerdo que cuando salió una de las novelas de Dan Brown - El Código Da Vinci, creo- hubo un representante de la Iglesia que dijo que sólo en una época de una ignorancia tal como la nuestra un argumento de este estilo podría tener cabida.

Quién me iba a decir que iba a estar de acuerdo con la Iglesia algún día.
No sean boludos de libros - acepción criolla del ibérico "tontos del culo"- y vayan a las fuentes. Y si esto ya los convenció, qué tal empezar a revisitar otras giladas que deben andar repitiendo?


Tuesday, October 9, 2012

Públicoprivado

Hoy, martes 9 de octubre, las Abuelas de Plaza de Mayo van a anunciar a la tarde la recuperación de su nieto 107.
Hoy, martes 9 de octubre, en la ciudad de Buenos Aires se quiere vetar el aborto no punible.

Espeluznante es tratar de ver relaciones entre uno y otro. Por un lado, se hace pública la recuperación de un nieto, robado impunemente a escondidas en el marco de la ilegalidad. Por otro, se quiere vetar un derecho público, forzando a lo privado a entrar en la ilegalidad (a ver, no creo que ninguna de las personas a las que les gusta repartir fotos de fetos pueda pensar seriamente que un veto va a terminar con los abortos, verdad?). En un caso gana la justicia que recupera el derecho a la identidad. En otro, bueno...

Siempre me ha llamado la atención el relativismo, por ejemplo en lingüística, sobre todo con los insultos. Ejemplo: yo puedo decir chinga o pinche y la verdad es que no me genera nada, pero si se lo digo a un mexicano el poder de mi palabra cambia completamente. Es fascinante, realmente.

Lo mismo me pasa con el tema del aborto. Vivimos en una sociedad que se considera de avanzada - la pequeña Europa de Latinoamérica, como algunos se han enorgullecido en llamarla-, gay friendly, con matrimonio igualitario, con artículo 14bis (no vivo en Argentina, y no saben cómo lo extraño), con ley de identidad de género, etc. Un país en el que el problema social mas "acuciante" para algunos es no poder comprar dólares, al punto tal que equiparan eso a una libertad o garantía constitucional. Y sin embargo, el aborto sigue siendo un tema tabú, un tema que arrastra fantasmas más poderosos de lo que nos atreveríamos a considerar - y eso les otorga aún más poder, obvio- y entonces no se debate - si es que queda algo por debatir, realmente- no se legisla, se veta, y ahí andamos...

No sé de leyes, pero me suena que el aborto debería ser un derecho público regido en lo privado. Es decir, si tu "conciencia" no te deja, no lo hacés, pero si tus circunstancias son otras, debería poder tenerse el derecho a accionar como a uno le parezca o necesite. Que quede claro: nadie aborta alegremente. No creo que haya nadie que se ande colgando cordones umbilicales al cuello, como hacen ciertos cazadores con los dientes de sus víctimas (y si de última lo hubiere es un tema, de nuevo, privado) De por sí el aborto es una experiencia traumática. De todos modos, si alguien prefiere llevar a término un embarazo no deseado o inviable - con lo hermosa y reconfortante que esa experiencia debe ser- también debería estar en su "derecho". Lo que no se debería hacer es prohibir lo contrario, porque ahí sí que estamos cercenando la igualdad.

Que el aborto sea legal no implica que se vuelva obligatorio. Lo mismo se temía o especulaba en el 87 con la ley de divorcio, y no salieron todos a divorciarse, que yo recuerde.

Claro, la diferencia está en que los hombres sí que pueden divorciarse.


Thursday, October 4, 2012

Quiero creer...

Quiero creer que en esta época de la banda ancha y los recontra megas de velocidad, mucha gente le da al "me gusta" o "compartir" en facebook sin pensarlo dos veces y, como es tan rápido, sin pensarlo después. Siempre hay otra cosa para hacer.

Quiero creer que no es en serio, que no podemos habernos olvidado tan rápido de lo que aprendimos en Instrucción Cívica sobre las garantías y los derechos constitucionales. Yo hoy fui a buscarlo, me quedé leyendo la Constitución un rato. Tenía otras cosas que hacer, pero me pareció necesario.

Ricardo Piglia dijo una vez algo así como que la lectura es una actividad cada vez más anacrónica, porque necesita silencio y horas. Quiero creer que algo de eso hay en la mera repetición de consignas -"me gusta", "compartir"- en lugar de la articulación de la cosecha propia.

Ayer muchos de mis interlocutores, válidos e inteligentes ellos, gente formada que bien le vendría a las filas de la oposición que comparten, estuvieron callados, sin hacer referencia a la chicaneada cobarde y vil. Me reconfortó, lo confieso. No creo poder sostener una discusión con alguien que estuviese en contra del sistema democrático. Es como si me crecieran branquias, y ellos todavía con pulmones. No podríamos hablar de respiración, estaríamos refiriéndonos a cosas muy distintas.

Me reconfortó ayer, dije. Hoy no, hoy quiero más. Hoy me pregunto qué significa ese silencio, ese no meterse, y me da un dolor de panza que ni les cuento. Quiero creer que ayer se quedaron sin internet, sin acceso a nada de lo que estaba pasando. Que se entienda, no pretendo que nadie apoye un régimen que no apoyaba antes, pero sí tenemos que defender respirar con los pulmones. Es básico, no?

Quiero creer que sabemos de que hablamos cuando decimos democracia, y que los que dicen diktadura - o cualquier otro neologismo k- no quieren decir dictadura, ni proceso de reorganización, ni nada de eso...

Argentina, de todos modos, otra vez nos dió una cachetada, un correctivo, un "wake up call", como dicen los yanquis. Frente a los que ayer pedían golpe de estado, se anuncia hoy otro desaparecido más en democracia. Hace unas semanas también sonaba la palabra dictadura en las plazas públicas - oxímoron si los hay-, un día después de una condena ejemplar a los criminales de la última salvajada.

Quiero creer que hay mucha gente frustrada, por las razones que sean, y que esa frustración no deja ver el bosque. Quiero creer, como dije, que hay un exceso de velocidad, y que quien no trabaja sobre los discursos muchas veces no está atento a sus consecuencias.

Quiero creer.

Friday, June 8, 2012

Tachín tachín


En diciembre de 2001, yo no salí a cacerolear. Se respiraba un clima de novedad inminente, como cuando hay esa humedad que tanto les gusta a las arañas.
Yo salí con una cámara, la cámara de mi viejo, una Voigtländer que espero heredar dentro de muchos milenios. Bahía Blanca, se sabe, no es una ciudad muy adepta a las manifestaciones - facha, lisa y llanamente, y trístemente célebre mundialmente por el pasquín local, que carga orgulloso con la característica de ser el único diario que sigue defendiendo la dictadura en democracia - pero algo se venía, estaba en el aire y esta vez no era la petroquímica.
Saqué algunas fotos ese día. La plaza Rivadavia estaba mitad llena mitad vacía, pero la parte optimista me sirvió para llenar las 36 fotos de mi rollo.
Cuando fui a buscar los resultados del revelado - esas sensaciones en la panza que se han perdido con la era digital- descubrí que la Voigtländer otra vez me hacía un corte de manga, o me decía, directamente, ignorante; el rollo no había "enganchado" y, por ende, las 36 fotos se habían expuesto en un mismo negativo.
No voy a mentir, me dio una bronca terrible y una frustración que casi me lleva a las lágrimas. Sin embargo, al rato pensé que esa foto multiexpuesta quizás tuviera más cosas que decir que sólo la palabra boluda. En efecto, la superposición de banderas argentinas con declamaciones varias, botas (siempre botas en Bahía Blanca) y el edificio de la municipalidad implicaba un sincretismo que de algún modo también aportaba una interpretación de aquel diciembre. Había en esa superposición algo muy genuino de lo que pasó a fines del 2001.
(Sé que ahora debería mostrarles la foto. Bueno, está en Bahía Blanca, por ahí. Algún día la escanearé y la postearé acá o en algún otro lado. Ya lo saben, si tuviera el ego suficiente, hace rato sería artista, pero no es el caso, jódanse)
En estos últimos días estuve pensando en esa foto "plurisignificante" - sí, aprendí esa palabra en la Universidad del Sur,  en Introducción a la Literatura -, en sus circunstancias, y en las continuidades y rupturas con el "cacerolazo" de los últimos días (y voy a seguir poniendo comillas por razones que ya explicaré)
En diciembre de 2001 la gente salió a la calle a reclamar por muchas cosas, entre ellas sus ahorros acorralados. Hubo gente que no pudo sacar la plata para ser transplantada y murió por eso, hubo gente que también - horror!- tuvo que veranear en playas argentinas ese año. Hubo gente que sacó sus ahorros a tiempo, porque le avisaron, esos siempre están.
Un año después, un periodista que tenía un programa en la tele y que responde al nombre de Jorge Lanata pero seguramente no es el mismo de ahora, puso al aire un informe en el que una nena, Barbarita, lloraba de hambre en Tucumán. Nadie salió a cacerolear por eso.
Ahora, 10 años después, grupos de personas agarran lo que encuentran a mano en la cocina y se juntan en la plaza a hacer ruido para poder comprar dólares. Lo siento, me resisto a decirle "cacerolazo" a eso, como también pensaría que - ay de mi cabecita alocada- si pusieran las patas en la fuente sería para prepararse para la pedicura y no un acto de resignificación peronista. Pueden patalear, hacer tachín tachín y subir sus fotos de plano corto a la red social que quieran, pero eso no es cacerolazo. Para eso les está faltando gente, no sólo en número, sino gente diferente a ustedes.
Algo tiene que quedar claro: es muy probable que entre esas personas haya alguno que también caceroleó en el 2001 porque no podía cambiar el auto con sus ahorros acorralados. ¿Es lo mismo?  Bueno, no... aunque tal vez sí, un poco...
Para decirlo más corto, (oli)garcas hubo siempre, y siempre los habrá. Los dueños de cada país, esa clase que está siempre por detrás de todo proceso democrático (no lo digo yo, lo dice Rancière, y mucho más lindo que yo). Gente que mide el progreso por hectáreas, o toneladas de soja. 
¿Tienen derecho a quejarse? Y sí, eso es innegable, tienen derecho a manifestarse, a expresar su opinión, es parte de esa democracia en la que vivimos. ¿Es eso que hacen un cacerolazo? Mmmmmm....
Hay que entenderlos, también. Parte de esa gente está un poco desorientada, ya que en otros momentos históricos no tenían ni siquiera que ponerse a buscar dónde guarda la muchacha los adminículos culinarios. Pasa que ahora el número de las botas se encuentra desconectado o fuera del área de cobertura (por suerte!, bah, por gestión!)
Todo esto me lleva a pensar, de vuelta, en la indomable Voigtländer de mi viejo. Si pudiera estar en Argentina, saldría con esa cámara de nuevo. Quizás esta vez, con los años, podría enganchar bien el rollo. Quizás no, al fin y al cabo llevo años sacando en digital. De cualquier modo, me resulta muy difícil imaginar que en la foto revelada se pudieran ver los distintos matices que había en la del 2001.
Cacerolazo, señores, no significa solamente gente estrellando artefactos de cocina, o, al menos, no es ése su único requisito. No tengo nada, absolutamente nada, contra la libertad de expresión. Sí, sin embargo, con la perversidad innata en querer vender algo como lo que no es, en hacer pasar gato por liebre, o tachín tachín por protesta popular. Pueden estar indignados con el gobierno, entiendo que razones les sobran. Pero eso no les hace ser indignados. Hasta mis alumnos de primer año de español saben reconocer la diferencia.

Thursday, April 19, 2012

Sobre archivos y memoria

Ya lancé piedras y escupitajos
al lugar donde ahora trabajo
Cuarteto de Nos-Ya no sé qué hacer conmigo


Tomemos, por ejemplo, el año 1997. Odiaba la institución en la que estaba, y juré no poner un pie nunca más ahí. Quería estudiar letras ("una carrera linda para mujeres", dijo mi profesora de Educación Física, no me lo olvido más) con el secreto afán de convertirme en escritora de cuentos cortos. No me iba a casar, pero tenía el nombre de mis dos hijos, Alejo y Abril, y padre para las criaturas también. El concepto "irse a vivir a otro país" me parecía incomensurable e irrealizable, aunque si me hubiesen dado la opción, por supuesto que me hubiese ido a Europa. Estados Unidos me parecía una grasada. Políticamente era de izquierda, aunque no lo sabía, pero mi postura frente a la última dictadura militar pasaba por un odio categórico e indiscriminado a toda persona mayor de 30 años en ese momento (el razonamiento era: si tienen el lujo de estar vivos, es porque fueron cómplices)

Suerte que nadie tiene registro fílmico - existe escrito, pero está todo en mi poder - de todo aquello. Mi presente puede discutir, refutar vergonzosamente y hasta mirar con cariño esa candidez de mis 17. Lo que si no puede es sostenerla.

Y es que nadie, absolutamente nadie, resiste un archivo. Y muchas veces está muy bien que así sea.

Todo esto viene a cuento, como ya se imaginarán, de ciertas acusaciones que leo en el ciberespacio referidas a la expropiación de YPF. No me voy a adentrar porque todo el mundo las conoce, y lo que me interesa discutir es otra cosa.

No voy a defender o justificar al gobierno *, porque me parece que la medida habla por sí sola. Lo que me interesa, por otro lado, es esa fe ciega que se tiene en el argumento del archivo como imbatible para cerrar cualquier discusión. Yendo al grano, como el canario, la pregunta es esta: ¿está mal cambiar de opinión? ¿no es algo esperable en gente pensante reevaluar posturas? Y esto lo digo aún si suscribiéramos la visión de que en algún momento Néstor Kirchner y Cristina Fernández hubiesen sido acérrimos defensores de la privatización (creo que nos falta alguien en la foto, no?). Para el caso, es lo mismo. Supongamos que fueron ellos los que vendieron YPF (cosa que sólo podría ser sostenida por una ignorancia o una mala leche igual de vergonzosa), ¿eso implica que la medida de expropiar para renacionalizar es mala? ¿No podríamos discutir la medida en sí misma, en lugar de basar todo el argumento en una alzada de dedo cual niño botón de primaria?

Supongamos que Cristina haya sido un adalid del neoliberalismo salvaje de los 90s. Ajá, ¿entonces? Esto no es lo de Rial, en donde las siliconadas salen diciendo que jamás se comieron a Matías Alé, o que no cobran por cariño. Esto tiene que ver con reconstruir un país, al que hasta The Guardian le reconoce un crecimiento inesperado y sin precedentes (sí, el mismo que se "olvida" de la invasión de los ingleses en 1833, mire usted qué cosa)

Creo, y eso ya lo dije antes en otro post, que toda discusión es saludable, ejercita la inteligencia y reconcede el valor a nuestras posturas al tener que defenderlas frente al que no piensa como uno. Eso siempre que los argumentos sobre la mesa sean viables para una discusión. Me encantaría escucharlos, siempre aprendo mucho. Pero salir a desenterrar fotos no prueba nada, salvo la propia cortedad y falta de peso de la crítica.

"Vergüenza es Lanata", dice Malena Pichot en uno de los cortos de Cualca. Sí, a mí también me da un poco de escozor verlo en lo que YO considero una prostitución mediática. Pero es lo que YO considero, porque es un giro que no me esperaba y que realmente me hace dejar de seguirlo (no es que haya sido fan antes tampoco, pero bue). Sin embargo, no me van a ver posteando un video de él diciendo cosas que se contradicen con su presente. Si tuvo un cambio, lo respeto. Si me quiere convencer de que no lo tuvo, sigo respetándolo, pero me parecerá un mentiroso que me toma por boluda. Pero, al fin de cuentas, es SU decisión, SU cambio. Para mí está equivocado, pero hallará él con la plata que esté ahorrando, sus motivos tendrá, y yo se los respeto.

Esta ansiedad por el archivo, por tener la oportunidad de levantar el dedito patotero y sentirnos más vivo que el otro por eso, se nos puede volver en contra en cualquier momento. La coherencia es importante en tanto no se vuelva monolítica, porque ahí sí que no nos permite pensar. Y el que piensa se contradice, justamente, porque está en perpetuo movimiento. Por supuesto que no todas las contradicciones son igual de graves, como no todas las continuidades son igual de importantes, pero eso para otro día...

Por lo pronto, tiro la primera piedra: Yo no resisto un archivo. ¿Ustedes?



* He decidido desde hace un tiempo no meterme en discusiones políticas, ya que tengo dos "defectos": soy muy bien educada y me informo antes de hablar, lo que me expone generalmente a tener que comerme en respetuoso silencio rollos sin sentido que a su final me dejan sinceramente sin ganas de deconstruirlos. Ya juntaré energías, o me volveré más irrespetuosa.

Sunday, April 8, 2012

La piel que habito o la llegada del nuevo dermoterror

Charly: ¿A vos te parece que yo soy un artista?
Lanata: No lo sé (...) yo creo que hiciste grandes
 cosas y que después te empezaste a copiar 
a vos mismo y creo que te das cuenta
Charly:  Yo pienso que vos sos un pelotudo. (*)
Día D, año 2000


Hace unos años, mi mamá trabajaba en un instituto de estética. El lugar, además del consabido nombre en francés - hay cosas en Argentina que nunca cambian - se definía a sí mismo como una "unidad de cuidados intensivos de la piel", cosa de por sí ya un poco agorera, si es que uno ha tenido la dudosa suerte de pisar, ya sea como paciente o paciente por noticias, una unidad de cuidados intensivos.
Recuerdo, además, que me impresionaban mucho - y hacía rato que ya no era chiquita, convegamos - los nombres de los "procedimientos", a saber, dermoabrasión, peeling, y el ya consabido y nunca bien ponderado "bótox" (inyectarte el virus -inoculado- del botulismo en la cara). Siempre comentábamos con mi madre esa delgada línea que existe entre el tratamiento estético y la tortura consentida. Beauty is pain, dicen acá en Estados Unidos.
Todo esto nos lleva - y ahora que pienso, qué mejor manera de empezar un comentario sobre una peli de Almodóvar con una referencia a la relación con mi madre, je - al comentario sobre La piel que habito, si bien no la primera, una de las últimas pelis de dermoterror que he visto.
La historia es buena, a qué negarlo, incluso en lo que tiene de predecible. Las interpretaciones posibles pueden estirarse tanto como la piel; psicoanalíticas, abyectas, sociales, hasta incluso podríamos preguntar qué significa que para crear una imagen de la belleza corporal absoluta haya que recurrir a Jean Paul Gaultier (¿o se creyeron que ese vestido que se pone al final es de los coreanos?) La relación entre la piel y la identidad, y entre la ética y las emociones está genialmente desarrollada, el suspenso excelentemente dirigido y las actuaciones, como siempre, soberbias.
y ni quieras pensar lo que te traigo para el día de la madre

Lo que me interesa, de todos modos, es la recepción que he oído en estos días sobre la película. Está claro que cuando uno entra al cine a ver "una de Almodóvar" lo hace con ciertas expectativas (la teoría de la recepción, hace casi ya 100 años, habla de eso, se llama "pacto" u "horizonte", depende el crítico) y yo misma me he escuchado decir que, para ser una peli de Almodóvar, debería empezar por donde termina ( y sólo eso voy a decir, el que la vio me entiende, el que no, ya la verá). Ahora, ¿es justo exigirle a un director que se repita, que se limite a habitar su piel? Existen momentos en la peli muy pero muy "almodovarianos", como este de acá arriba, en el que además se da un punto muy interesante con respecto a la nacionalidad del tigresito (que analiza muchísimo mejor que yo mi advisor en un artículo con respecto al mundial de fútbol pasado - "The Sound and the Red Fury" - , así que no me meto, sólo lo señalo). Vaya casualidad que el bruto es portugués, no? Y a eso súmenle lo que le aporta a la genealogía en general de los personajes (más críptico no lo pude escribir, espero que me entiendan los que ya la vieron). Los colores y los roles también son puro Almodóvar, pero sin embargo, hay un plus algo que escapa la clasificación certera y que pone nervioso a más de uno, cuando en definitiva a las películas habría que mirarlas, que para eso se hacen.
El punto es, en definitiva, que muchos de nosotros le exigimos a Almodóvar que se limite a habitar su fama, o la imagen que de él tenemos. Otros, incluso, llegan al punto de querer tratar de encasillar esta peli en moldes prefabricados, como aquellos que dicen que es muy "hitchcockiana" (y no voy a volver a escribir ese adjetivo, me tomó 10 minutos) porque hay escaleras, persecuciones y gente que confunde gente viva con gente muerta. Déjenme decirles: siéntense primero a ver Vértigo y después digan esas cosas, si todavía las pueden sostener. Calificar a La piel que habito como hitch...  es reducirla a un molde que por otra parte, no le queda "pintado" como el body que Gaultier le hizo a Elena Anaya, sino que ajusta donde no debe y hace bolsas por todos lados.
Una de las mejores imágenes de la peli a mi juicio. 
Sin embargo, si nos trasladamos a las críticas que han tenido las últimas pelis de Woody Allen, por ejemplo, nos encontramos con el mismo fenómeno; a partir de Match Point, "ya no es lo que era". Me confieso parte de esta crítica, pero sólo porque Midnight in Paris me pareció un exceso (o sea, sí, ya cazamos que el pibe viaja en el tiempo, es necesario repetirlo incansablemente por una hora y media?) falto de resolución a nivel trama, que no es lo mismo que decir que es muy fellini o cualquier otra gansada intelectualoide mal digerida que se precie de tal.
Quizás para cierto público los directores no deberían durar tanto, o quizás los públicos también deberían abandonar la ansiedad de definición. Almodóvar tiene 62 años (para 63, dirían las abuelas), y Woody 14 más. ¿No es esperable, y hasta saludable también, que varíen - desde un sentido musical hasta, por qué no, uno más drástico - su manera de trabajar, que tengan otras preocupaciones, que muten su estilo y que quieran, en definitiva, combatir el aburrimiento de habitar siempre la misma piel?
¿No será que somos un poco pelotudos?


(*) Impresionante, como siempre, la capacidad de predicción de Charly.

Saturday, March 3, 2012

Imagine all the people...

Les pido, primero que nada, que me dejen jugar un poco con la realidad, a la manera de un cuentito de esos de "primer acto..."

Muy bien, empecemos. Escenario: tragedia de TBA.

Primer acto: Ocurre la tragedia y Cristina aparece 10 minutos después. Se mete entre los fierros, saca gente y se saca fotos. Esa misma noche hace una cadena nacional en la que se deshace en exequias. Al día siguiente sale Clarín (por metonimizar a todos los medios de ese estilo) a decir que la presidenta es una demagoga, que el país se va a la lona y que mejor hubiese sido que se pusieran a trabajar en lugar de aparecer en el lugar del hecho a sacarse la foto.

Segundo acto: Ocurre la tragedia y Cristina no aparece en el lugar del hecho. El Estado designa cuatro peritos y un juez de la nación abre una causa para determinar qué decisiones deben ser tomadas a fin de que esto no pase más. Al día siguiente sale Clarín a decir que estamos en un país acéfalo, ya que la presidenta no se digna a aparecer ni a decir nada de los hechos y que el país se va a la lona, ya que pasan cosas como esta y el gobierno no hace nada, de hecho, hay un testigo que lo vio a Boudou saliendo de la estación con unos cables de freno en la mano.


(En el medio de todo esto, en ambos actos, se mueren 51 personas. Algunos se mesan los cabellos como si estuviesen en el medio de una tragedida griega y otros dicen que con la muerte no se jode, que mejor hagamos cosas para prevenir en lugar de apropiarse de ella con otros fines.)

Sé que me falta el tercer acto y el título de la obra. El tema es que esto no es un chiste. Ojalá alguna vez pudiera serlo.

Los argentinos en general somos bastante propensos a las tomas de posiciones antagónicas. O es Boca o es River, o es Soda o son Los Redondos, y así. Seguramente es parte de nuestra manera de ver el mundo, nuestra particular forma de sentir, nuestra estructura de sentimiento, si quieren. Lo que a mí particularmente me asusta es la radicalización de estas posturas, y la entrada de la mentira - cada vez menos solapada, cada vez más burda - para sostenerlas.
No quiero que andemos todos de la mano, en un día de sol, haciendo una ronda y cantando. Nadie puede aspirar a eso en ningún país, y creo que en algún punto es sano que seamos así, siempre cuestionando todo y tratando de establecer que somos mejores que el otro. Es justamente ese proceso el que habilita que surjan las mejores ideas. No es esa la dialéctica que veo últimamente, sino el insulto fácil, la mentira idiota, la generalización y el chisme denigratorio. Veo más gente que repite que gente que se sienta a deconstruir lo que le dicen. Veo también gente que falsea los procesos de deconstrucción, todo sea dicho.

TBA en las Universidades en USA significa "to be assigned", que quiere decir que el lugar o la hora de un evento todavía no está determinado, que hay que esperar, que ya lo van a decir cuando tengan la información. Es una referencia tomada de los pelos, lo sé, pero es lo que pensé cuando leí "Tragedia en TBA" y es, a su vez, lo que hizo el Estado. No se gastó en lágrimas de programa de chimentos, no reclamó muertos que no eran suyos. Asumió responsabilidad, puso en marcha diversas acciones, le puso un límite concreto al TBA.

Es una mierda que pasen accidentes como éstos. No puedo dejar de pensar en el  accidente de LAPA, allá por el 99, se acuerdan? Y de la excelente peli Whisky Romeo Zulú, que desenmascaraba una cadena de corrupciones muy parecida a lo que parece asomarse con respecto a TBA, cuando el tiempo de las respuestas llegue.

Mientras tanto, no estaría mal que ejerciéramos más el espíritu crítico que el de la repetición, y para eso en primera medida hay que informarse. Y lo digo por todos, no por nosotros o los otros. En la cancha puede haber dos equipos pero una nación es un grupo. Heteogéneo, sí, pero un grupo.


Thursday, February 16, 2012

Pesadillas...

El otro día, en la clase de Análisis Cultural, la profe les preguntó a los alumnos con qué tenían pesadillas de chicos. Las opciones eran:


When I was growing up, I used to have nightmares about
A) global nuclear holocaust (Un holocausto nuclear)
B) a terrorist attack (Un ataque terrorista)
C) most of my family and friends dying from starvation-disease (Que mi familia y amigos se mueran de hambre o de alguna enfermedad)
D) world-wide financial meltdown (Crisis financiera mundial)
E) police coming to my house and taking my parents away (Que la policía venga a mi casa y se lleve a mis padres)

La población de la clase eran bestezuelas nacidas en los 90s (sí, terrible) y claramente privilegiadas (recuerden que en USA la Uni es paga, así que no llega cualquiera, además de los exámenes de admisión). Sorprendentemente, la mayoría eligió la opción E, cosa que todavía no me explico muy bien (y que puede obedecer a que no leyeron la pregunta, cosa que pasa muuuy a menudo)

El caso es que las opciones me hicieron recordar que cuando era chica (circa 1987) solía pensar a la noche en un desastre nuclear, en que era muy probable que alguien pusiese el dedo donde no debiese y volásemos todos, menos las cucarachas, a la estratósfera (no sabía esa palabra en el 87, pero bueno) No era exactamente una pesadilla, pero sí una preocupación constante, que creo que es a lo que al fin y al cabo la pregunta apuntaba, a lo culturalmente definido de nuestros miedos.

Entiendo, por otra parte, porqué ninguno de los alumnos eligió esa respuesta.

¿Y ustedes? ¿Con qué soñaban de chicos?

Monday, January 30, 2012

Las nuevas chicas superpoderosas

O no que se ve aburrido?
   Acabo de terminar 1Q84, de Murakami, pese a que ya a la mitad del libro lo quería dejar (esas compulsiones a terminar todo propias de demasiados años en la academia). No entiendo cómo, si don Haruki ya estaba aburrido a la página 500 - créanme, se le nota-, siguió 500 páginas más (inserte aquí chiste sobre la paciencia oriental), pero en fin, el comentario del libro en sí vendrá en otro post.


   Algo que me llamó la atención, sin embargo, fueron las protagonistas de la novela y su cercanía con Lisbeth Salander. Existe, pareciera, un nuevo giro en la representación de las mujeres común a esta novela y las de Larsson, un giro que no sólo las describe como poderosas heroínas - todas a su modo son activas y salvan al muchacho objeto de su amor - sino como alejadas de los modelos corporales y sociales de feminidad tradicional (lo cual no deja de ser un acierto, por fin tenemos heroínas que "saben" que no se puede salvar el mundo en tacos altos!!)


En el caso de Larsson, sabemos, su Lisbeth es marginal por donde se la mire (y la mirada acá toma un sentido más global. Los tatuajes y los piercings no tienen nada que ver con esto, aunque sí se explican psicológicamente en la trilogía); conoce las normas de educación y cortesía pero no las sigue, elige oficios ilegales, no le hace asco a la violencia - cosa de por sí problemática, pero eso para otro día- y se encuentra a una respetable distancia física y emocional del mundo. Existe, incluso, un momento en el tercer libro en el que activamente manipula su rol de paria y las expectativas de ese rol en los demás. Es cuando para asistir a su juicio se "disfraza" de marginal (y que es parte también de la estrategia de la abogada defensora, que es la hermana de saben quién? Blomkvist!). 


Sin embargo, también en el tercer tomo se da un punto interesante en torno a su feminidad con el tema de la cirugía estética (no adelanto! no adelanto!), lo cual a mi juicio, lejos de contradecir el personaje, lo completa porque lo complejiza. 
De cualquier modo, es claro que Lisbeth marca su distancia con el mundo en general y las mujeres en particular desde su propio cuerpo - de vuelta, no sólo los elementos decorativos, sino la forma de su cuerpo en sí- hasta sus "performances" sociales
En 1Q84 a falta de una, tenemos dos mujeres en la misma línea. Primero, la preadolescente - categoría de por sí inquietante -  Fuka Eri. Y luego, claro, Aomame, la protagonista.
No hay peli todavía (todavía), pero
 les dejo algunos dibujos de los fans
para que se vayan haciendo una idea
 Fuka Eri es descrita siempre en términos de su erotismo inconsciente. Algo tiene que ver su naturaleza ambigua - ¿es, al final, una dohta?- y algo más algunas experiencias traumáticas que no adelanto tampoco. Sumado a eso, esta nena es capaz de llamar la atención sobre sí misma por medio de un manuscrito de una novela que está terriblemente mal escrito, pero que tiene algo que pone en marcha casi todo lo que pasará en el libro. Como Lisbeth, no ha tenido una educación formal completa, y le cuesta leer, pero al mismo tiempo compensa con otro tipo de habilidades que no son hasta ahora evaluables por medio de ninguna prueba estandarizada ni tradicional (de hecho, de las dos se dice en algún momento que a los otros les sobrevuela la sospecha de que tengan algún tipo de discapacidad) como sí lo es el paso por las instituciones educativas.
Aomame
Aomame, por otra parte, es una mujer de treinta, independiente económicamente y que vive sola en el sentido más absoluto de la palabra. Además de su aislación social, como Lisbeth, tampoco le hace asco a la violencia, aunque en este caso es mucho más aséptica. Lo curioso, o quizás no tanto, es que su cuerpo es representado en términos análogos a los de Lisbeth; no tiene formas "femeninas" y  las dos tienden a ser desgarbadas. Por otra parte, a Aomame también la aquejan las mismas preocupaciones que llevan a Lisbeth a una cirugía (y que me sorprendió mucho encontrar en una heroína oriental, dicho sea de paso). Ambas están involucradas en actividades ilegales, pero las dos justifican su accionar bajo su particular sentido de justicia.


y aparte los rayos
que le salían de la
espada eran mucho
mejores que los del
muerto de He-Man.
De cualquier modo, algo que sí es constante es su participación activa en el desarrollo de las peripecias de las novelas que las contienen. Tanto Aomame como Lisbeth son quienes deben generar las condiciones adecuadas para que Mikael y Tengo (un mundo de sensaciones, je. Perdón, es que me pasó durante toooda la novela) sobrevivan, algo así como She-Ra en su primer capítulo cuando rescata al muchacho "amigo" de ella * (aunque en botas de taco, y doradas. Eran los 80s, sepan comprender. Bastante bien le dibujaron el pelo). 
Lo sugestivo en estas nuevas heroínas es, creo, por un lado las coincidencias en las representaciones del cuerpo, y por otro la relación implícita que se establece entre estos cuerpos y la postura activa frente al mundo.


¿Se tendrán que retirar Bellota, Burbuja y Bombón?














* no soy ni la primera ni la única en tener esa lectura de ese episodio de de She-Ra. Abundan en la red artículos sobre este personaje y el feminismo, tanto a favor de la relación ( este) como en contra (este otro).

Friday, January 20, 2012

La nueva de Fincher

(antes de empezar, aclaro: yo ya había visto la peli original, y leí la trilogía de Larsson, así que es probable que se me escapen cosas del final de la peli. Yo avisé)

David Fincher es un excelente director. Y tiene un itunes que me gustaría chusmear, además de tener el poder de ordenar las versiones que se le ocurran de los temas que sabemos todos (Creep, en The Social Network, Inmigrant Song, en The Girl with the Dragon Tattoo, la peli que nos ocupa).

La peli dura dos horas cuarenta, y parece que originalmente duraba tres diez, pero la verdad no se nota demasiado, y ya el opening credits te paga la ida al cine.

Obvio que la peli tiene más presupuesto que la original, y eso se nota en algunas cosas (aunque siguen resolviendo el crimen con el i-photo, que no se lo cree nadie, a lo que acá se agrega una impresora epson que debería ser nominada como actriz secundaria).
Entre los aciertos está el de haber conseguido a Daniel Craig, al que si bien no le creo nada como Bond, como Blomkvist está muy bien, ya que es más verosímil que todas las féminas le quieran dar (y de hecho se acuesta con una menos en esta peli que en el libro, todo un logro). No era así con el actor sueco original, que además de ser medio fulero se parecía demasiado a Rolando Graña (o quizás por eso), y si no me creen, miren:

Decíme si no está igualito

Con respecto a la Lisbeth, es muy difícil juzgar porque el papel en sí come a la actriz, cosa que se repite en esta peli y que no es algo necesariamente malo. Un poco menos ducha en tecnología - saca fotos con una cámara compacta y con flash a un panel de fusibles que está detrás de un vidrio en una parte, y después nos hace creer que vio algo en la foto- pero creíble a fin de cuentas.

(Y AHORA VIENE LA PARTE EN LA QUE TE QUEMO EL FINAL!)

Lo único que fue medio "ah bueh" es, como digo, el final. Todos sabemos qué pasa con Harriet, y en el libro tanto como en la peli original eso sucede en Australia. Bueno, en esta peli, además de tener un giro medio de telenovela de las 3 que no voy a adelantar, "eso" sucede en Londres, o sea casi a dos paradas de bondi de Suecia... medio que no, no?

tengo más cosas, pero todas queman la peli, así que....


muy buena, vale la pena si te gusta Larsson.