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Friday, November 13, 2015

Sobre Jalowin, el multiculturalismo y el ad hominem

A fines del mes pasado se festejó Halloween acá en USA, y también en parte del mundo. En algunos muros de facebook argentina, también, se podía ver esta simpática imagen, que de hecho se viene viendo hace unos años:





Ajá, todo muy lindo, pero la música referida a los gauchos se llama… ¿folklore? Sí, canejo, ¿qué palabra más rarita, no? ¿Folk? ¿Sabías que en USA a la música tradicional se le llama "folk music"? ¿y sabías que probablemente el sonido "folk" sea una adaptación del alemán "volk", que significa pueblo, así como "volkswagen"significa "auto del pueblo"? Resultaron peronistas los alemanes, bueno Perón y los nazis, de hecho...
O este.. si no sabes lo que es esto, andá
a agarrar un libro de historia, purrete.

Igual este no es el punto. No creo que nadie que haya subido esta imagen esté en contra que los niños se disfracen. A mí particularmente la fiesta ni me va ni me viene, y me hincha más las pelotas que otra cosa. Primero, porque jamás le abriría la puerta a niños que se quieren comer MIS chocolates. Segundo, porque cada vez que me he disfrazado - cosa que tiene su enganche, no jodamos - he tenido que explicar de qué iba, y explicar un disfraz es como explicar un chiste: completamente antiorgásmico.

De todos modos, de nuevo, el punto no es ese.


Se me hace que las protestas contra el jalowin argentino no son contra la celebración en sí, sino contra a alguno o alguna que sabemos que celebra. Cito una parte de Las viudas de los jueves, de Claudia Piñeiro, que retrata la fiesta en un country a fines de los noventas:

Hasta que llegó Halloween. Mariana había comprado caramelos para darles a los chicos que golpeaban la puerta esa noche. A Romina le había comprado un disfraz de bruja para que saliera a decir “sweet or trick” por las puertas vecinas, pero desde que había llegado del colegio se había encerrado en su cuarto y Mariana no estaba dispuesta a rogarle.…. A la puerta de los Andrade golpearon varias veces. Hijos de amigos, compañeros de colegio de Romina, “chicos con ganas de divertirse sanamente”, le dijo Mariana a su hija a modo de reproche…. A las nueve y cuarto tocaron el timbre otra vez…. Del otro lado se encontró con un grupo de nenas que bajaban del baúl de una 4x4 que manejaba Nane Pérez Ayerra. Ella también se bajó y le dijo a Antonia que llamara a la señora. Se lo tuvo que decir dos veces porque Antonia, inmóvil, no podía hacer otra cosa que mirar a su hija, una nena de unos ocho años, disfrazada de bruja, con uñas plateadas y colmillos filosos, un hilo de pintura roja corriendo desde su boca, que llevaba puesta una pollera negra larga hasta el piso, y la remera de piedritas brillantes que había sido de su patrona… (71-72)



Lo que está pasando acá es que Antonia, la mujer que trabaja para los Andrade, quería la remera que aparece en la cita para su hija, y no la pudo comprar en una feria de segunda mano en el country porque la mamá de la nena que ahora la tiene la apartó de la mercadería a la venta. Entonces, la experiencia de Halloween a través de sus ojos es muy distinta a la de la nena que ahora tiene gratis esa remera que ella quería comprar, y que su jefa jamás pensó en darle. Antonia no le tiene bronca a Halloween, ni a la nena vestida de bruja, sino que su bronca - su pena, en rigor- es por la desigualdad y la injusticia, personificadas en Halloween, el country, las nenas concretas y las madres que las parieron.

Y este sí que es el punto. Oponerse selectivamente al proceso de globalización cultural que, nos guste o no, ya está dado en nuestra era, tiene, al mismo tiempo, matices super íntimos, lo cual me parece, antes que reprobable, interesantísimo. O sea, la gran aldea en todo su esplendor.

Perdón, pero jijijijiji
Por supuesto que eso tiene sus riesgos, como por ejemplo confundir ideología partidaria con simpatía, y votar - je, obvio que iba a eso, ¿a qué otra cosa iba a ir, muchachos y muchachas?- porque alguien a quien no conocés “te cae” bien o mal. De la misma manera, unos y otros tratan de convencer al de al lado que no está viendo “las cosas como son”, mientras los otros acusan a los primeros de lo mismo, o se toman en sorna los miedos de los primeros. Por ejemplo, si realmente te tomás literal la frase “volver a los noventa” y te pensás que es un viaje en el tiempo onda Volver al Futuro y no un concepto abstracto relacionado con políticas económicas y sociales, no puedo discutir con vos, porque te estás faltando el respeto a tu inteligencia solito. O solita.

A lo que voy: muchos creemos que los que votan a Macri son personas que están engañadas, que no puede ser que pongan sus intereses por delante de los intereses comundes, que de seguro no entienden de macropolítica y de los verdaderos riesgos de las políticas que están proponiendo en voz baja los asesores de Macri (quien tiene bastante amordazados a sus economistas, por cierto, pero de tanto en tanto algo se les escapa). Yo sé, yo también quiero creer eso.

Pero no. Hay gente que está informada, que entiende perfectamente, y que elige votar ese proyecto.
Hay gente que lo que propone Scioli no le convence, pero que lo escucha, lo digiere, y decide que no le parece bien. Y por eso votan al otro.
Existen. Quisiéramos que fueran como los disfraces de Halloween, pero no. Existen el 31, y el 1 también.

Qué va ser. 

Thursday, April 9, 2015

Púb(l)ico y Privado

Al menos que uno no haya prendido la tele argentina en las últimas 48 horas, es imposible no estar al tanto de la tragedia griega - en cuanto a lo dramático lo digo, no la calidad, por supuesto- que ocupa las transmisiones de aire. De todos modos, resumo:

Podríamos comentar la relación
entre las camisas que elige
y lo que le pasó, pero estoy
tratando de hablar en serio, che!
             La cosa es así: está este señor, Ariel Diwan, que es un productor de teatro. Mientras estaba casado, conoce a una bailarina de uno de sus espectáculos, Gisela Bernal, y deja a la mujer y los hijos por esta chica. Al tiempito, Gisela se reconoce embarazada, tiene el chico y todos contentos, al menos por dos años y pico.

       Durante los últimos meses, este señor Diwan aparece en los medios contestando ciertos rumores sobre sus obras - sueldos impagos, cosas de impuestos, una cierta "campaña" en contra de sus productos-, siempre de una manera un poco agresiva y bastante matona y compadrita, que claramente le resulta más que simpática al programa de chimento promedio. A la par, su mujer Gisela también salía en la tele defendiendo a su marido y sus producciones, de las cuales ella también era parte. Sin embargo, también era sabido que, debido al estrés que provocaba toda esta temporada de verano fallida, ellos se estaban separando, y no en los mejores términos.
Me uno a los análisis de ADN de
ojito que se hicieron en la tele (sí)
 y concluyo terminantemente:
 no es hijo de ninguno de los dos!

       En estos últimos días, Diwan aparece en la tele - en uno de los programas que más lo había maltratado, por cierto- diciendo que había realizado un test casero de ADN y parece que el hijo que tienen con Gisela no sería de él, junto a una catarata de improperios que analizaremos en breve. A partir de ahí, este hombre se sienta en todos los programas de aire, contando siempre lo mismo, llegando incluso a admitir que la noticia lo había empujado a quitarse la vida (pero no).

     En el medio, algunas perlitas, como que él creía que ella era lesbiana, porque hacía dos años que no tenían relaciones (claro, es la única respuesta), a lo cual ella le respondió, según él, que "me gusta la pija más que el dulce de leche". Debe haber otras (*), claro, pero después de escuchar dos veces la misma historia ya apago y me pongo a pensar y recordar:

Cierren todo! Una embarazada con
deseo sexual!! Qué calamidad!!
a) Historias púbicas como éstas ya han ocurrido, y ya han tomado estado público con las más variadas consecuencias; recuerden sino la cobertura horrorosa y horrorizada sobre Juana Viale, embarazada de uno y a los besos con otro; Luis Ventura rezando por la muerte de su hijo extramarital, al que concibió "engañado", según él, y un largo etcétera. Sin embargo, en todos estos casos hay una clara tendencia a que el hombre sea la víctima de estos úteros monstruosos y superfértiles - también entraría Wanda, obvio, que parece tener hijos a pedido - frente a los cuales el pobre ingenuo no puede menos que rendirse y llorar luego las consecuencias, previa humillación consentida - por los demás- del consabido útero. Todavía me acuerdo de la indignación de señora gorda frente a lo de Juana Viale, como si una mujer embarazada dejara de serlo, o como si llevar el hijo de alguien te redujera sólo a una incubadora con patas con obediencia debida al padre de la criatura, no importa lo que éste te haga o diga; o de las impresentables apariciones de Estelita (así, con "ita"), mujer de Ventura, en los canales de televisión, mostrando triunfante su anillo de casamiento como todo argumento frente a la maliciosa Luizzi que le había embarazado el marido. La ciclotimia de Diwan en la tele es sólo un nuevo capítulo de una narrativa que valora a la mujer en tanto puta mientras no se reproduzca, en cuyo caso es recontra-puta por no mantenerse en estado virginal.

"ah no sé, no me acuerdo"
b) Por otra parte, también existe una fijación en la prueba de masculinidad en tanto fertilidad, es decir, en tanto capacidad de ser macho procreador. Diwan anda con la cola entre las piernas porque le "mintieron", le hicieron creer que su semen era el único que entraba en el útero de Bernal. Ese es el problema, como también la obsesión de Rial por tener un hijo biológico con su joven novia, a pesar de tener ya dos hijas, pasando por Tinelli, que ya compra regalos de navidad en los mayoristas.

c) No estoy diciendo que negarle la identidad a un niño sea algo que haya que tomarse a la ligera, sobre todo en nuestro país. Lo que me molesta es bastardear un tema como éste cuando el problema es de dinero o de ego masculino. La madre de la criatura está evaluando irse del país, y ya había adelantado que todo esto no era un secreto entre ella y su pareja, sino que incluso él la estaba extorsionando por una propiedad; si ella firmaba cabizbaja, nada se sabía, lo cual me lleva al próximo punto:

como esta pelotuda, por ejemplo.
d) La estética de la recepción que estos personajes asumen también viene a jugar un rol en todo esto; o se lo gasta a Diwan, como si fuese una ofensa criar a un hijo, o el mismo Diwan cuenta esta historia sabiendo que va a obtener la compasión generalizada, mientras denigra e insulta a la que fue su mujer durante dos años. Inmediatamente, se le une un coro entre sádico y burlón - integrado también por mujeres, para el estallido de mi pobre cabecita - , avalado en la anonimidad de twitter, que envalentona a más de uno. Es en este momento en el que deberíamos preguntarnos si no se pudiera dejar a este bocón fuera de aire, no por censurarlo, sino por enseñarle algo que no sé si realmente sabemos (mientras tanto, el dueño del laboratorio que fabrica los kit de adn nada como Tío Rico en guita; hoy dijo por la tele que se duplicó la demanda de su producto).

El morbo nos seguirá regalando horas de Diwan-Bernal estos días, gracias a los productores que trabajan por lo que gente "quiere saber" (odio eso. no me vengan a vender que "la gente lo pide", de esto hablaré otro día, pero adelanto que es una reverenda gilada). Más días en los que nos asombraremos cuán bajo puede llegar el insulto a una persona, cuán fácil se puede demonizar a una mujer y cuán rápido opinamos todos de todo (vuelvo al ejemplo imperdible del test de ADN de ojito), yo incluida.
Ahora me voy a sentar a que me llame Rial para exponer esto en su programa. ¿Ustedes dicen que mejor me busque una silla?


(*) y sí que las hay! Acá mi amiga Cintia me acaba de recordar el episodio en el que Diwan va, ADN en mano, a reclamar lo que no es suyo, y la madre de Gisela lo corre por la vereda con un palo de amasar.

Wednesday, March 11, 2015

Inconsciente colectivo

Acabo de levantarme de una siesta que me tomó por asalto.

Soñé con la presi. Resulta que no sé por qué yo tenía el privilegio de andar con ella por un día o así. La acompañaba en las miles de cosas que hacía por día, hablábamos, visitábamos lugares, me contaba cosas y me explicaba otras, y en un momento de sincericidio se daba este diálogo:

Ella: Yo sé, llegué a lo más alto que se pueda llegar en política. Estoy contenta de todo lo que hemos hecho, muy orgullosa del pueblo y sus representantes, pero ¿querés que te diga la verdad? Entre nosotras, no sé si pude ser muy feliz todos estos años, y me da una bronca bárbara. ¿Tendré algún problema? ¿Cómo no disfrutar de todo esto?

Yo: No, problema no tenés, lo que no sabés es mirarte desde afuera. ¿Cómo vas a disfrutar si en el medio de todo eso tuviste que arrastrar un duelo tremendo a la vista de todo el mundo, y cuando casi recién arrancabas? Pensá por un momento qué hubieras podido hacer si, cuando pasó lo de Néstor, hubieras sido una anónima abogada en el sur. Capaz te hubieras tomado dos o tres días - más no, te conozco -, para procesar lo que pasó, hubieras suspendido las cosas que tenías que hacer, o delegado en otros abogaodos del estudio las presentaciones en público o esas cosas... acá no se podía hacer eso, porque no había nadie arriba tuyo. Y saliste a pelearla como si no pasara nada, con la misma fuerza. ¿Cómo no vas a sentirte triste en el fondo, si nunca te ocupaste de esa herida? Y sin embargo acá estás, ya te vas, paraste todas las balas, nos protegiste e hiciste más de lo que te hubiéramos pedido. Siempre.
¿Sabés qué haría yo? Obligarte a disfrutar estos últimos meses. Qué se yo, vaciá la casa de gobierno y corré descalza por los pasillos, por ejemplo. Probáte los vestidos de Evita, no sé, divertíte. Ya laburaste un montón, ahora pensá qué hubieses hecho de chica si te concedían ser presidenta....

No me respondía nada, pero me escuchaba atentamente y me sonreía. Una sonrisa hermosa, como ella. Me desperté con el corazón tibio, deseando que de alguna manera todo ese amor le llegue.