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Friday, July 28, 2017

El mito del buen salvaje

Pareciera ser que Ángel de Brito se está transformando en el nuevo amo de la televisión "del corazón" o de chimentos. Con un programa diario a la mañana, marca muchas veces la "agenda"del denominado espectáculo, y luego genera más contenido para el día siguiente cuando a la noche participa como jurado del programa de Tinelli. Una retroalimentación ciertamente exitosa que lo coloca como referencia obligada de todos los satélites del programa único de la televisión abierta.

Hasta aquí todo lo esperable. De las cenizas de un Jorge Rial cada vez más intrascendente, surge un nuevo capo del chimento, con un buen sentido de la oportunidad, una mirada sagaz y una creciente fama de incorruptible.  Sin embargo, tanto de Brito como Rial a veces abordan temas tangenciales al de quién se cogió a quién y en qué momento. Y ahí es donde se filtra lo que nos ocupa.

Hace unos días estuvo de invitado al programa de de Brito Brian Lanzelotta, un chico que participó de una de las ediciones de Gran Hermano, y subsistió a la fama generada por el reality a través de su música y de tener ires y venires románticos con otra participante, Marian, autoproclamada chica de country. (curioso por otra parte como ambos comparten nombres de pila con tufillo norteamericano, estando, como se vendió en su momento, en los dos extremos de las tipificadas clases sociales argentinas. Eso para otro día)

Durante la entrevista, por supuesto, con motivo de su próxima participación en el programa de Tinelli, Brian narra brevemente su "historia de vida" - padre alcohólico y ladrón, 6 hermanos, madre luchadora y sola - ante la mirada de las "angelitas" - un panel bastante dispar de mujeres que opinan de todo lo que se ve en el programa- y su raro silencio. Y es que Brian no sólo tiene una historia de vida "marginal" - término que usa una de las panelistas para burlarse de gente de menos recursos en twitter-, sino que se sobrepuso a ella y aclara todo el tiempo que ni él ni sus hermanos son ladrones, sino que "todos sanos". Aquí una parte de la entrevista:


Sobre el final (2:36), se da este intercambio:

Ángel de Brito: Bueno, pero está bueno lo que decíamos con Carmela, se puede salir
Brian: sí que se puede!
Ángel de Brito: algunos repiten y otros pueden...
Brian: el que te dice "yo caí en la droga porque mi familia.." es todo mentira
Carmela: No, bueno..
Nequi: bueno, pero aparentemente tuviste una madre bien fuerte que supo guiarlos..
Ángel: que los marcó bien..
Brian: súper fuerte... la verdad es que, nada, yo estoy agradecido, super agradecido de ser la persona que soy.
(la transcripción no es 100% certera, porque a veces se pierden cosas por hablar unos arriba de otros)

Cuatro días después, la invitada es Lucía Galán, cantante de Pimpinela, quien, después de demostrar una capacidad de perdón y comprensión frente a su padre alcohólico, se despacha con que "alguien" le contó que en SU fundación una mujer había dicho que estaba esperando a que la hija creciera para que se embarace y cobrar un plan. Perdonen si no subo el video, pero se encuentra fácilmente, no así las estadísticas de ANSES, en las que se ve claramente que el 79.3% de los que perciben este beneficio tienen menos de 3 hijos, o el siempre necesario trabajo de la gente de Chequeado
en donde también se contradicen las declaraciones, además de especificar que la AUH ronda los 1246 pesos mensuales, cuando la canasta familiar básica - para una familia con dos hijos- es, según los últimos cálculos, 12489 pesos, o sea que ni aún el 2.4% del gráfico de acá al lado está haciendo negocio.

De más está decir que lo que esta señora dice que le contaron no sólo es inexacto, sino mala leche. De más está decir que en casi ninguno de los medios televisivos que se hicieron eco de la noticia salieron estos datos que se consiguen usando google, y no haciendo más móviles con famosos dando su opinión testimonial, como la misma Lucía Galán por teléfono, diciendo que a ella nadie le iba a venir a decir cómo eran las cosas, porque a ella nadie le contó nada sino que lo vive en su fundación (sí, no me equivoqué, eso dijo el mismo día después de decir a la mañana lo contrario, es decir, que lo había escuchado). Huelga sí aclarar, por otra parte, que en el mismo programa de la mañana, dos de las "angelitas" le salieron, sin mucho éxito, al cruce de sus declaraciones.

Entonces, a lo largo de una semana tenemos al buen pobre, que dice que lo de la droga es una mentira y que está agradecido, y a la buena samaritana que dice que qué desastre estas chicas como se embarazan para cobrar una asignación. Dos testimonios, valorables quizás en tanto testimonios, pero nunca material estadístico serio.
El problema de la tele, en este sentido, es presentar lo particular como lo general. Está buenísimo que Brian haya tenido una madre que lo encaminó, o que su reacción frente a la experiencia traumática de su infancia haya sido tratar de alejarse lo más posible de la imagen de su padre, pero dejarlo decir limpiamente que por eso lo demás es "todo mentira", habilita un discurso que puede tender a dejar a las víctimas de la adicción - como el papá de Lucía Galán, por ejemplo- sin ayuda gubernamental o programas destinados a acompañar y ayudar en este tipo de contextos. Como los planes que desdeña la hija del adicto, Lucía, al decir que más que solucionar, fomentan que los pobres tengan hijos como conejos, habráse visto qué barbaridad. El buen pobre, entonces, el que merece sentarse en la tele y no aparecer en un video con la cara pixelada, es el que no "miente", y dice que de la pobreza y la adicción se sale con buena onda y voluntad. La figura del buen pobre habilita que se establezca como inmoral que las mujeres de menos recursos tengan los hijos que quieran o deseen - o no deseen, si vamos al caso, ya que no pueden abortar de manera legal-, mientras que Luciana Salazar tiene que subrogar un vientre "afuera" porque "acá" la ley no avanza, qué barbaridad. El buen pobre - como Rousseau imaginaba al nativo de América, no el canal sino el continente- es dócil por naturaleza, ciego a su opresión y agradecido por sobre todas las cosas, y mira de reojo a los compañeros de clase que no son como él, que "mienten"diciendo que caen en la adicción, o "mienten" diciendo que quieren formar una familia. El buen pobre sabe el lugar que ocupa, representa y cuenta lo que le piden contar - una historia de vida que empieza y termina en el pasado superado-, y su premio es ser un "ejemplo" para esta sociedad que rebalsa de desubicados marginales que se creen humanos.