Bueno, va siendo hora que salga del clóset y lo confiese..
Me encanta el pueblo catalán.
(ufff, qué sorpresa, no?)
Podría extenderme en los motivos, pero no creo que le interesen a nadie. Mejor voy al punto. No sé si saben, pero por las dudas se los resumo: resulta que los catalanes quieren ser ellos, y que los dejen ser. El gobierno español, claro, no es de la misma idea. Y es ahí cuando los catalanes... se expresan, toman las calles pacíficamente, hacen cosas como ésta:
Frente a una opción violenta, demuestran que están unidos, que quieren algo y que pueden probar, pacifica y alegremente que tienen algo para decir.
Hoy, 9 de noviembre, van a votar, y ahora les explico una cosa que me gusta mucho de ellos, con un contrajemplo:
La semana pasada hubo elecciones acá en USA. El voto no es obligatorio, va el que quiere, si le pinta. En Texas, por ejemplo, sólo el 30% del padrón votó. No era una elección menor, y, como si hiciese falta explicarlo, los que no van a votar apoyan con su ausencia a aquellos políticos a los que no les interesa el apoyo o el voto de nadie. Esos, casualmente, fueron los que ganaron, los que quieren que el Estado se achique lo más posible, pero bueno, ese es otro tema..
Hoy, los catalanes van a votar una consulta. Se les deslegitimó por donde se pudo, les denegaron la constitucionalidad del voto - y créanme que estoy resumiendo, agotaron todas las vías legales, se cansaron de estar "con la mano extendida", como dijo Artur Mas, el presidente de la Generalitat - , es decir, probablemente esto que voten no tenga validez legal para nadie más que para ellos.
Van igual.
Participan.
Hacen cola, más de uno emocionado por poder votar.
Luchan por poder expresarse, aunque les nieguen el marco institucional.
Y si sos catalán y no estás de acuerdo, si querés votar "no", también podés ir. Contemplan eso, no se hablan a sí mismos. Para el mediodía, más de un millón de personas ya habían votado. Son 7 y medio en total.
Por eso me gustan los catalanes. Me emociona su unión, su perseverancia, su manera de agotar todas las vías no violentas, una caballerosidad democrática poco vista últimamente.
Como dijo David Fernàndez, el de hoy es un tsunami democrático contra un estado demofóbico.
Yo, por mi parte, hoy estoy con ellos.