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Thursday, April 9, 2015

Púb(l)ico y Privado

Al menos que uno no haya prendido la tele argentina en las últimas 48 horas, es imposible no estar al tanto de la tragedia griega - en cuanto a lo dramático lo digo, no la calidad, por supuesto- que ocupa las transmisiones de aire. De todos modos, resumo:

Podríamos comentar la relación
entre las camisas que elige
y lo que le pasó, pero estoy
tratando de hablar en serio, che!
             La cosa es así: está este señor, Ariel Diwan, que es un productor de teatro. Mientras estaba casado, conoce a una bailarina de uno de sus espectáculos, Gisela Bernal, y deja a la mujer y los hijos por esta chica. Al tiempito, Gisela se reconoce embarazada, tiene el chico y todos contentos, al menos por dos años y pico.

       Durante los últimos meses, este señor Diwan aparece en los medios contestando ciertos rumores sobre sus obras - sueldos impagos, cosas de impuestos, una cierta "campaña" en contra de sus productos-, siempre de una manera un poco agresiva y bastante matona y compadrita, que claramente le resulta más que simpática al programa de chimento promedio. A la par, su mujer Gisela también salía en la tele defendiendo a su marido y sus producciones, de las cuales ella también era parte. Sin embargo, también era sabido que, debido al estrés que provocaba toda esta temporada de verano fallida, ellos se estaban separando, y no en los mejores términos.
Me uno a los análisis de ADN de
ojito que se hicieron en la tele (sí)
 y concluyo terminantemente:
 no es hijo de ninguno de los dos!

       En estos últimos días, Diwan aparece en la tele - en uno de los programas que más lo había maltratado, por cierto- diciendo que había realizado un test casero de ADN y parece que el hijo que tienen con Gisela no sería de él, junto a una catarata de improperios que analizaremos en breve. A partir de ahí, este hombre se sienta en todos los programas de aire, contando siempre lo mismo, llegando incluso a admitir que la noticia lo había empujado a quitarse la vida (pero no).

     En el medio, algunas perlitas, como que él creía que ella era lesbiana, porque hacía dos años que no tenían relaciones (claro, es la única respuesta), a lo cual ella le respondió, según él, que "me gusta la pija más que el dulce de leche". Debe haber otras (*), claro, pero después de escuchar dos veces la misma historia ya apago y me pongo a pensar y recordar:

Cierren todo! Una embarazada con
deseo sexual!! Qué calamidad!!
a) Historias púbicas como éstas ya han ocurrido, y ya han tomado estado público con las más variadas consecuencias; recuerden sino la cobertura horrorosa y horrorizada sobre Juana Viale, embarazada de uno y a los besos con otro; Luis Ventura rezando por la muerte de su hijo extramarital, al que concibió "engañado", según él, y un largo etcétera. Sin embargo, en todos estos casos hay una clara tendencia a que el hombre sea la víctima de estos úteros monstruosos y superfértiles - también entraría Wanda, obvio, que parece tener hijos a pedido - frente a los cuales el pobre ingenuo no puede menos que rendirse y llorar luego las consecuencias, previa humillación consentida - por los demás- del consabido útero. Todavía me acuerdo de la indignación de señora gorda frente a lo de Juana Viale, como si una mujer embarazada dejara de serlo, o como si llevar el hijo de alguien te redujera sólo a una incubadora con patas con obediencia debida al padre de la criatura, no importa lo que éste te haga o diga; o de las impresentables apariciones de Estelita (así, con "ita"), mujer de Ventura, en los canales de televisión, mostrando triunfante su anillo de casamiento como todo argumento frente a la maliciosa Luizzi que le había embarazado el marido. La ciclotimia de Diwan en la tele es sólo un nuevo capítulo de una narrativa que valora a la mujer en tanto puta mientras no se reproduzca, en cuyo caso es recontra-puta por no mantenerse en estado virginal.

"ah no sé, no me acuerdo"
b) Por otra parte, también existe una fijación en la prueba de masculinidad en tanto fertilidad, es decir, en tanto capacidad de ser macho procreador. Diwan anda con la cola entre las piernas porque le "mintieron", le hicieron creer que su semen era el único que entraba en el útero de Bernal. Ese es el problema, como también la obsesión de Rial por tener un hijo biológico con su joven novia, a pesar de tener ya dos hijas, pasando por Tinelli, que ya compra regalos de navidad en los mayoristas.

c) No estoy diciendo que negarle la identidad a un niño sea algo que haya que tomarse a la ligera, sobre todo en nuestro país. Lo que me molesta es bastardear un tema como éste cuando el problema es de dinero o de ego masculino. La madre de la criatura está evaluando irse del país, y ya había adelantado que todo esto no era un secreto entre ella y su pareja, sino que incluso él la estaba extorsionando por una propiedad; si ella firmaba cabizbaja, nada se sabía, lo cual me lleva al próximo punto:

como esta pelotuda, por ejemplo.
d) La estética de la recepción que estos personajes asumen también viene a jugar un rol en todo esto; o se lo gasta a Diwan, como si fuese una ofensa criar a un hijo, o el mismo Diwan cuenta esta historia sabiendo que va a obtener la compasión generalizada, mientras denigra e insulta a la que fue su mujer durante dos años. Inmediatamente, se le une un coro entre sádico y burlón - integrado también por mujeres, para el estallido de mi pobre cabecita - , avalado en la anonimidad de twitter, que envalentona a más de uno. Es en este momento en el que deberíamos preguntarnos si no se pudiera dejar a este bocón fuera de aire, no por censurarlo, sino por enseñarle algo que no sé si realmente sabemos (mientras tanto, el dueño del laboratorio que fabrica los kit de adn nada como Tío Rico en guita; hoy dijo por la tele que se duplicó la demanda de su producto).

El morbo nos seguirá regalando horas de Diwan-Bernal estos días, gracias a los productores que trabajan por lo que gente "quiere saber" (odio eso. no me vengan a vender que "la gente lo pide", de esto hablaré otro día, pero adelanto que es una reverenda gilada). Más días en los que nos asombraremos cuán bajo puede llegar el insulto a una persona, cuán fácil se puede demonizar a una mujer y cuán rápido opinamos todos de todo (vuelvo al ejemplo imperdible del test de ADN de ojito), yo incluida.
Ahora me voy a sentar a que me llame Rial para exponer esto en su programa. ¿Ustedes dicen que mejor me busque una silla?


(*) y sí que las hay! Acá mi amiga Cintia me acaba de recordar el episodio en el que Diwan va, ADN en mano, a reclamar lo que no es suyo, y la madre de Gisela lo corre por la vereda con un palo de amasar.