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Monday, October 29, 2012

Nudillos sangrantes

(sí, sé que debo un post sobre los narcos. Estoy en eso, pero es que me salen imbéciles al paso..)

Sacáte, macho.
Bersuit


Semanas ambiguas las anteriores. Por un lado, me dieron unas ganas bárbaras de ser hombre para romperle la cara a un idiota que se tomó la guerra de Malvinas como un chiste. Por otro, en una de esas geniales coordenadas que mucha gente suele llamar destino, tuve el honor de conocer una persona que me enseñó - y, creo, me va a seguir enseñando- mucho. Con él comenté el hecho de que me da miedo volverme autoritaria, en el sentido de que cada vez me da más pereza escuchar boludeces, y entonces me voy cerrando a eso. "No permitas que te acusen de eso", me dijo. Para él el siguiente post. Y para el idiota que salvó su cara por haber nacido yo mujer, también.

Debo aclarar, también, que en este post va a aparecer mi cara, como para dar prueba fehaciente frente a las imbecilidades que andan circulando sobre el Nunca Más.

Bien, hoy me desayuné que una señora que escribe en la Nación (acá lo pueden leer) dice que el gobierno "le roba a los muertos", porque no aparece la firma de Ernesto Sábato en la nueva edición del Nunca Más.
Varias cosas antes de desmantelar semejante idiotez.
Primero. Ernesto Sábato no escribió el Nunca Más. Sí, presidió la CONADEP, y sí se puso para la foto, cosa que podemos discutir en profundidad otro día. El autor del Nunca Más no es él, sino los cuerpos y los testimonios de quienes atravesaron y siguen atravesando - no los vamos a dejar solos nunca!- la salvajada del terrorismo de Estado.
Segundo. La señora se queja también de que ahora haya otro prólogo que se ha puesto antes del que supuestamente escribió Sábato. La señora debería leer más libros, porque es una práctica común y hasta aconsejable en ediciones posteriores de cualquier obra. Qué sería del Martín Fierro sin sus prólogos, me pregunto...
Tercero. Decir que se "roba a los muertos" en referencia a Sábato, cuando el Nunca Más justamente es un monumento a la injusticia y a los que no han podido aún hoy ser recobrados es de una mezquindad que sólo puede ser aligerada por la ignorancia supina.

Bueno, vamos a los hechos, ahora.
Acá les dejo una foto con la edición de 1984 del Nunca Más (mi copia está en Bahía Blanca). Luego tienen otra foto de mi persona sacándole a su vez una al prólogo, y, por último, el prólogo así como aparece.
























Ojalá esta idiotez sirva a otros para revisitar el Nunca Más. Yo no necesito eso, porque yo sí lo leí, y sí sé de qué va.
Para bajar un cambio, me acuerdo que cuando salió una de las novelas de Dan Brown - El Código Da Vinci, creo- hubo un representante de la Iglesia que dijo que sólo en una época de una ignorancia tal como la nuestra un argumento de este estilo podría tener cabida.

Quién me iba a decir que iba a estar de acuerdo con la Iglesia algún día.
No sean boludos de libros - acepción criolla del ibérico "tontos del culo"- y vayan a las fuentes. Y si esto ya los convenció, qué tal empezar a revisitar otras giladas que deben andar repitiendo?


Tuesday, October 9, 2012

Públicoprivado

Hoy, martes 9 de octubre, las Abuelas de Plaza de Mayo van a anunciar a la tarde la recuperación de su nieto 107.
Hoy, martes 9 de octubre, en la ciudad de Buenos Aires se quiere vetar el aborto no punible.

Espeluznante es tratar de ver relaciones entre uno y otro. Por un lado, se hace pública la recuperación de un nieto, robado impunemente a escondidas en el marco de la ilegalidad. Por otro, se quiere vetar un derecho público, forzando a lo privado a entrar en la ilegalidad (a ver, no creo que ninguna de las personas a las que les gusta repartir fotos de fetos pueda pensar seriamente que un veto va a terminar con los abortos, verdad?). En un caso gana la justicia que recupera el derecho a la identidad. En otro, bueno...

Siempre me ha llamado la atención el relativismo, por ejemplo en lingüística, sobre todo con los insultos. Ejemplo: yo puedo decir chinga o pinche y la verdad es que no me genera nada, pero si se lo digo a un mexicano el poder de mi palabra cambia completamente. Es fascinante, realmente.

Lo mismo me pasa con el tema del aborto. Vivimos en una sociedad que se considera de avanzada - la pequeña Europa de Latinoamérica, como algunos se han enorgullecido en llamarla-, gay friendly, con matrimonio igualitario, con artículo 14bis (no vivo en Argentina, y no saben cómo lo extraño), con ley de identidad de género, etc. Un país en el que el problema social mas "acuciante" para algunos es no poder comprar dólares, al punto tal que equiparan eso a una libertad o garantía constitucional. Y sin embargo, el aborto sigue siendo un tema tabú, un tema que arrastra fantasmas más poderosos de lo que nos atreveríamos a considerar - y eso les otorga aún más poder, obvio- y entonces no se debate - si es que queda algo por debatir, realmente- no se legisla, se veta, y ahí andamos...

No sé de leyes, pero me suena que el aborto debería ser un derecho público regido en lo privado. Es decir, si tu "conciencia" no te deja, no lo hacés, pero si tus circunstancias son otras, debería poder tenerse el derecho a accionar como a uno le parezca o necesite. Que quede claro: nadie aborta alegremente. No creo que haya nadie que se ande colgando cordones umbilicales al cuello, como hacen ciertos cazadores con los dientes de sus víctimas (y si de última lo hubiere es un tema, de nuevo, privado) De por sí el aborto es una experiencia traumática. De todos modos, si alguien prefiere llevar a término un embarazo no deseado o inviable - con lo hermosa y reconfortante que esa experiencia debe ser- también debería estar en su "derecho". Lo que no se debería hacer es prohibir lo contrario, porque ahí sí que estamos cercenando la igualdad.

Que el aborto sea legal no implica que se vuelva obligatorio. Lo mismo se temía o especulaba en el 87 con la ley de divorcio, y no salieron todos a divorciarse, que yo recuerde.

Claro, la diferencia está en que los hombres sí que pueden divorciarse.


Thursday, October 4, 2012

Quiero creer...

Quiero creer que en esta época de la banda ancha y los recontra megas de velocidad, mucha gente le da al "me gusta" o "compartir" en facebook sin pensarlo dos veces y, como es tan rápido, sin pensarlo después. Siempre hay otra cosa para hacer.

Quiero creer que no es en serio, que no podemos habernos olvidado tan rápido de lo que aprendimos en Instrucción Cívica sobre las garantías y los derechos constitucionales. Yo hoy fui a buscarlo, me quedé leyendo la Constitución un rato. Tenía otras cosas que hacer, pero me pareció necesario.

Ricardo Piglia dijo una vez algo así como que la lectura es una actividad cada vez más anacrónica, porque necesita silencio y horas. Quiero creer que algo de eso hay en la mera repetición de consignas -"me gusta", "compartir"- en lugar de la articulación de la cosecha propia.

Ayer muchos de mis interlocutores, válidos e inteligentes ellos, gente formada que bien le vendría a las filas de la oposición que comparten, estuvieron callados, sin hacer referencia a la chicaneada cobarde y vil. Me reconfortó, lo confieso. No creo poder sostener una discusión con alguien que estuviese en contra del sistema democrático. Es como si me crecieran branquias, y ellos todavía con pulmones. No podríamos hablar de respiración, estaríamos refiriéndonos a cosas muy distintas.

Me reconfortó ayer, dije. Hoy no, hoy quiero más. Hoy me pregunto qué significa ese silencio, ese no meterse, y me da un dolor de panza que ni les cuento. Quiero creer que ayer se quedaron sin internet, sin acceso a nada de lo que estaba pasando. Que se entienda, no pretendo que nadie apoye un régimen que no apoyaba antes, pero sí tenemos que defender respirar con los pulmones. Es básico, no?

Quiero creer que sabemos de que hablamos cuando decimos democracia, y que los que dicen diktadura - o cualquier otro neologismo k- no quieren decir dictadura, ni proceso de reorganización, ni nada de eso...

Argentina, de todos modos, otra vez nos dió una cachetada, un correctivo, un "wake up call", como dicen los yanquis. Frente a los que ayer pedían golpe de estado, se anuncia hoy otro desaparecido más en democracia. Hace unas semanas también sonaba la palabra dictadura en las plazas públicas - oxímoron si los hay-, un día después de una condena ejemplar a los criminales de la última salvajada.

Quiero creer que hay mucha gente frustrada, por las razones que sean, y que esa frustración no deja ver el bosque. Quiero creer, como dije, que hay un exceso de velocidad, y que quien no trabaja sobre los discursos muchas veces no está atento a sus consecuencias.

Quiero creer.